Comentario sobre la obra
LOS MOMENTOS DE LA EPOPEYA
Hay mucho que pensar aún sobre las epopeyas, pero por lo menos ya se sabe que se pueden mirar de dos maneras: desde la grandeza y la generalidad de las acciones -como hace la historia- y desde el punto de vista de sus "momentos" más fugaces y de las personas más anónimas, de la vida cotidiana que transcurre a su modo mientras ocurren las "grandes cosas" sobre los grandes escenarios. Aquélla es la Historia (la épica) y esto la intrahistoria (la lírica de los acontecimientos); allí están los Reyes y los Generales; aquí, Pepita, Juan, Ruperto, que tienen frío, que tienen hambre, que mueren durante un bombardeo. Sin embargo hay un punto en el que estas dos dimensiones confluyen, y esos son los "momentos" privilegiados en que las personas viven y, a la par, están haciendo historia; y esto es lo que ven los grandes fotógrafos que acuden a los grandes acontecimientos. Esto es lo que vieron y nos hicieron ver Robert Capa (cuya fotografía del miliciano herido de muerte dio la vuelta al mundo) y otros grandes fotógrafos -David Seymour ("Chim"), Hans Namuth, George Reisner, Gerda Taro, Agustí Centelles...- en lo que se llamó la "guerra de España" y era mucho más y peor: el primer capítulo de la Segunda Guerra Mundial. Materiales de estos fotógrafos son la base de este libro que ahora saca a la luz Hiru Argitaletxea. Mariano Asenjo, en su interesante prólogo, cuenta la novela de la recuperación azarosa de estos materiales que, al ser publicados felizmente hoy, completan la documentación que se ofreció en el libro "Fotografías de Robert Capa sobre la Guerra Civil Española" (Madrid, 1991).
Aquí sí que se podría hablar de "testimonios lúcidos" (luz y sombra); y transcurrir por sus páginas es una gran aventura, un viaje al pasado más actual, una visita a algunos momentos reveladores de lo que era una gran historia: la de la primera batalla contra el fascismo. Es un doble acierto en este libro -sin olvidar la valiosa información de Victoria Ramos- la "lectura evocativa" de las fotografías que ha hecho Manuel Fernández Cuesta, y la destacada presencia en él de Lolo Rico, que acredita su maestría en los temas de imagen, y, en esta ocasión, su gran sensibilidad para la percepción de estos "momentos" por los fotógrafos. En cada pase de página tenemos la doble oferta de unas fotografías que no por ser acompañadas de palabras son mejores, pero a las que las palabras les vienen muy bien. (Ya va siendo hora de olvidar esa viciosa contradicción entre imágenes y palabras). Mirad la foto de la portada (Batalla de Teruel), por poner un ejemplo. Lectura evocativa: "Carretera de Teruel, sinuosas serranías. Las sombras se estrellan contra las pisadas". Lectura lírico-técnica (Lolo Rico): "El fotógrafo utiliza una Leica: pequeño formato, 35 mm, buen objetivo (...). Lo que el fotógrafo pretende desvelar es, precisamente, la oscuridad del mundo, aunque sea a pleno sol. (...) El fotógrafo olvida lo que le han dicho, y pone tanto de sí que se deja hasta su sombra". El subrayado es nuestro, como también lo es nuestra felicitación. ¡Está muy bien que estos materiales, tan bien acompañados, hayan salido a la luz -tan cargada también de sombras- de nuestro tiempo!
Roke Aldekoa